¡Por fin, por fin!, gritan los niños, ¡llega la Navidad!, vacaciones, luces, turrones y… los Reyes Magos…
Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo y cómo por más años que uno cumple, al acercarse estas fechas, los días en nuestros corazones retroceden siempre hasta esa edad en la que éramos “enanos de estatura pero gigantes de corazón”: la edad infantil en la que de nuevo “huele a Navidad”, a hogar, a dulces y sobre todo a caricias, besos y más besos de nuestros padres, abuelos, de nuestra familia….
Todos estos aromas a cariño nos dan en estos días la posibilidad, ahora que somos mayores, para dar rienda suelta y hacer realidad los sueños de los más pequeños, de nuestros hijos, nos dan la oportunidad de ser mágicos por una noche.
Decidme al oído, ¿a que en más de una ocasión os hubiera gustado que los Reyes Magos existieran de verdad de la buena y que gracias a ellos todos los niños del mundo, incluidos algunos que ya no lo somos tanto, recibiéramos en la mañana mágica del 6 de Enero el regalo que ansiáramos?,… eso sería fantástico.
Y ahora contestadme con sinceridad: ¿y si os propusiera a cada uno de vosotros ser mágicos, ser reyes, ser Melchor Gaspar y Baltasar, no solo en la noche del 5 de Enero, sino en cada uno de los días de este nuevo año 2008 que viene, consiguiendo que para ocho niños cada nuevo día fuera un nuevo 6 de Enero, en el que el olor a comida, el calorcito de una manta y la sonrisa de sus cuidadoras les dieran el regalo más deseado de sus vidas: tener un hogar con todo lo que ello implica?...
¿Seríais capaces de dejar pasar esta increíble y única oportunidad?.
Yo no, no puedo resistirme, tal vez el espumillón se me haya subido a la cabeza desde ayer que adorné mi casa por primera vez con mi Hija y vi sus ojos llenos de esa dulce inocencia. O el azúcar de algún polvorón aún no comido haya hecho latir mi corazón más deprisa de lo que quisiera, pero yo no quiero dejar pasar esta oportunidad de ser Rey Mago por 365 días llenando, no solo con muebles y comida el hogar para estos 8 niños, si no consiguiendo devolverles con ello la confianza en el amor, la seguridad en ellos mismos y, con un poquito de suerte, recuperar su propia infancia, el drecho de volver a reír y poder soñar que mañana será nuevamente el día de los Reyes Magos que en este cuento al que te invito me ayudes a rescribir, vienen no de Oriente sino de nuestra España cañí.
¡Feliz Navidad mis queridos “Reyes Majos de Occidente”.!
Monte. Socia de Famur
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